lunes, 20 de diciembre de 2010

The Damned Things - Ironiclast


Supergrupos: dícese de aquellos conjuntos musicales formados por miembros de distintas bandas de éxito. The Wings, Temple Of The Dog, Down, A perfect Circle, Audioslave o Them Croocked Vultures... Una unión de talentos de la que, a menudo, el resultado final sale fortalecido y catapultado a la posteridad del rock con mayúsculas. Algo así como las "Patruyas X" del mundo del rock... El último ejemplo nos llega con el 2010 ya casi finiquitado, se trata de The Damned Things, un grupo nacido para hacernos mover la cabeza sin parar a ritmo de potente rock-metal con aires sureños. Formados por los guitarristas Scott Ian y Rob Caggiano (de los incombustibles Anthrax) el vocalista Keith Buckley (de ese monumento al "party hard" que son Every Time I Die), el guitarrista Joe Trohman y el batería Andy Hurley, (ambos de los pop-rockeros Fall Out Boy), consiguen sonar exactamente como la mezcla que imaginábamos: potentes, melódicos y con un puntillo macarra que les hace altamente adictivos. Es como si escucáramos a Pantera tocando en una fiesta de tributo a Kiss...

Ya con su carta de presentación, el single "We've Got A Situation Here", estos superhéroes musicales se postularon como toda una revelación (videoclip desternillante incluído) y lo cierto es que el resto del album responde a las espectativas creadas: riffs cortantes a manos de sus (nada menos que) tres guitarristas, una sección rítmica a la altura y un Keith Buckley pletórico en su papel de vocalista, demostrando que su registro melódico puede ser tan apabullante como el rasgado al que nos tenía acostumbrado con su banda. Temazos de la talla de "Bad Blood" (¿son unas castañuelas eso que suena en pleno climax de la canción? insuperable!), "Friday Night" o "Little Darling" consiguen un contrapunto único entre la potencia de sus ritmos y la perfección de sus estribillos. El trallazo incicial con ""Handbook For The Recently Deceased" es de por sí toda una declaración de intenciones, el pistoletazo de salida ideal para un metraje en el que no encontraremos ningún respiro, todo ello aderezado con toques blueseros que por momentos nos recordarán los mejores tiempos de Corrosion Of Conformity y que también ofrece un velado homenaje al inconmensurable legado de Dimebag Darrell y los suyos...

Con las listas de lo mejor del año ya prácticamente cerradas, The Damned Things llegan para reclamar su puesto, y desde luego no les faltan argumentos para conseguirlo. Larga vida al rock and roll.

(publicado en elpesodelavida)